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Ritondo y yo

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Hoy he sentido el frío por primera vez en varios meses. No un frío de esos que te calan dentro y ya no remontas el resto del día, a no ser que te echen una manta encima y te pongan la calefacción delante, casi tocando los bigotes, pero aun así suficiente para estremecerme y recordar viejos fantasmas. Ha amanecido un día sereno , que suele decirse como eufemismo de eso, frío. Cuando la temperatura ambiente baja de 24 grados, mi cuerpo se activa y me pongo a dar paseos por casa, como el anciano senil e insomne que no soy. Hemos madrugado, me han puesto el desayuno buffet junto a mi pastillero diario, como al anciano senil e hipermedicado que no soy, y he echado la primera de mis siestas diarias. Me encanta dormir la mona. Antes era uno de mis tantos hobbies, ahora es mi favorito. Cuando me despierto de un sueño corto tengo la batería a tope y necesito quemar energía en la calle. Tengo mis trucos para conseguir mi cometido: me hago el encontradizo en lugares de paso en casa, varias veces,...

El suelo es moqueta

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Estamos terminando agosto, el mes de las vacaciones de verano por excelencia. El sol ha golpeado con fuerza y hemos pasado varias semanas en los que el punto de fusión de mi hocico se acercaba peligrosamente, pero la temperatura empieza a moderarse por fin. Llevamos ya seis meses del viaje de Jack, o sea, de mi viaje. No es por ser egocéntrico, pero es así. Medio año y aquí sigo dando guerra, que se dice fácil. Mi última operación ya no es más que un vago recuerdo en blanco y negro, mientras la enorme cicatriz de mi dorso comienza a esconderse entre el incipiente pelo, como lo haría una civilización abandonada en la selva mientras la vegetación recupera el sitio que le fue robado, en lo que parece una eternidad, pero que realmente representa sólo un lapso de tiempo. Ferrari ha estado ocupado poniendo a Milfred a punto para su examen mecánico anual, el cual, como no podía ser de otra forma, ha aprobado con honores, y Belkor ha vendido las últimas dosis de humo necesarias para pagar las ...

Una raya más al tigre

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Hace unos meses os hablé de Milfred, cuando todavía hacía poco que la habíamos adquirido. Fue todo muy rápido, nos hicimos con ella, conocedores de sus taras, unos pocos arreglos y nos echamos a la carretera, sabiendo que había aún mucho trabajo en el camino. Ya os conté cómo renovamos la nevera, como nos enfrentamos a reparaciones y goteras varias, incluso alguna avería en carretera, pero la gran Milfred es fiable como pocas, un caballo de trabajo. Milfred es vieja y como tal necesita cuidados, sé de lo que hablo. El último susto nos lo dio la semana pasada, otra vez un rodamiento, esta vez en su pata derecha, colapsó y necesitó ayuda quirúrgica. En el transcurso de la opera reparación observaron que los frenos delanteros, anteriormente sustituidos, lo habían sido de manera negligente, por lo que necesitaba una nueva intervención. Tras este arreglo únicamente requeriría un chequeo de su sistema trasero y en la transmisión y estaría lista para rodar otra vez. Han sido tiempos duros pa...

Yo, Jack. Tú, Belkor.

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Hace ya un par de semanas que llevamos a cabo nuestra misión a la luna y la euforia aún flota en el ambiente, como en trazas suspendidas. No es para menos, el hito fue histórico y supuso el colofón a casi un año de lucha que por momentos nos tuvo contra las cuerdas. Pero el viaje de Jack continúa, y la lucha también. Ayer, durante una de mis múltiples siestas diarias, recordé una escena de película que seguro reconoces: Yo, Tarzán. Tú, Jane . Y en ese instante tuve un déjà vu . Jamás podría haber explicado mejor cómo fueron nuestros primeros momentos. Hoy os hablaré de ella. Llegó a mi vida una mañana de verano, hace ya trece años. Los primeros momentos fueron algo confusos, como dos seres de mundos distintos que se ven por primera vez desde su jaula y solo se atreven a alzar la mano para tocar el cristal que los separa. Ella no hablaba perro y mis esfuerzos por entablar relación eran en vano. Como Tarzán y Jane, la comunicación se antojaba poco menos que imposible. Era huidiza y, a ve...

La luna - parte 2

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La tripulación se despierta de la siesta, un descanso más que merecido después del hito de hoy. Tras las rutinarias tareas de control en la nave realizamos una expedición de reconocimiento por la zona. El lugar es árido y el sol comienza a bajar. La sombra da un aire aun más misterioso al lugar. La reducción de la presión atmosférica afecta aspectos que podrían parecer baladíes si no se prestara atención. Por ejemplo, aquí el agua de los macarrones hierve a 92 grados en lugar de a 100. La botella de agua traída desde el nivel del mar emite ese suspiro gaseoso que hace una Coca-Cola al abrirse. La deshidratación se acelera, casi sin que lo notes, y el silencio... El silencio es distinto. El aire, más liviano, parece amortiguar el sonido. Todo suena más apagado, más lejano.  Llega la noche y, al mirar arriba, el cielo se enciende como nunca. Las estrellas brillan más, más claras, más cerca. Parece que nos estaban esperando. Es otro efecto de estar aquí arriba, donde el aire apenas se...

La luna - parte 1

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Hoy es el gran día. El día de la épica. Hoy cumpliré la misión para la cuál he estado preparándome estos últimos meses. No ha sido fácil, pero aquí me encuentro en la nave preparando todo para la gran misión. Mis patas no tiemblan y avanzamos, más lento de lo que esperaba, eso sí, hasta entrar en órbita. El despegue ha sido también más tranquilo de lo que había imaginado pero eso sólo puede sugerir que mi férreo entrenamiento como astronauta ha sido un éxito. Continuamos el ascenso y la nave se calienta un poco. Houston, tenemos un problema , indico con voz firme pero tranquila. Houston da indicaciones de parar en el arcén y abrir el compartimento de motor espacial para que se refrigere. Envío a Ferrari al exterior para tal misión. Belkor, a los mandos del sistema de navegación inercial parece tener todo bajo control.  Aquí el capitan Jack, proseguimos el vuelo espacial . Continuamos el ascenso en una calma tensa. El silencio se apodera de la nave. No es miedo, es concentración y e...

La isla de la eterna primavera

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Llevamo un par de semanas en esta isla y me siento como en casa sin haber estado aquí anteriormente, nunca. Es una sensación extraña, una especie de deja vu . Tal vez sea el magnetismo que tiene aquel gigante en la distancia. No importa en qué parte de la isla estés, él vigila sus dominios, pero lo hace con un aura amigable. He estado en varias islas, incluso una fue mi hogar durante varios años, pero aquella no tenía nada que ver con esto. Tenerife es verde al norte y árida al sur. Ventosa al este y abrupta al oeste. Cálida abajo y fría arriba. Lo tiene todo en un espacio muy reducido. La gente es amable y tranquila, igual que los perros isleños entre los cuales ya he hecho varios amigos. Ayer tocó visita de control al veterinario y las analíticas mostraron algún desfase en mi hígado. Yo me siento genial pero a estos cabrones les ha faltado tiempo para raparme la panza y hacerme una ecografía. Por suerte todo parece estar en su sitio. Aunque al principio me quejé he de reconocer que c...